¿Qué tipo de masaje necesito? Una guía para entender lo que tu cuerpo está pidiendo

No todos los masajes sirven para lo mismo. Esta guía simple y directa te ayuda a entender qué necesita tu cuerpo: alivio, energía, conexión o descanso profundo.

MASAJES Y BIENESTAR GENERAL

5/29/20253 min read

persons hand on persons lap
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Una de las preguntas más comunes que recibo como masajista es: “¿Qué tipo de masaje me conviene?”. Y no es una pregunta menor. En una ciudad como Buenos Aires, donde la oferta de terapias es enorme, puede ser fácil perderse entre nombres como descontracturante, relajante, deportivo, californiano, linfático, y más. Pero la clave no está en saber de memoria qué hace cada técnica, sino en algo más simple y profundo: aprender a escuchar qué necesita tu cuerpo.

El cuerpo no pide lo mismo todos los días

No es lo mismo llegar al masaje después de una semana sentado frente a la compu que después de haber corrido una media maratón o de atravesar un momento emocional intenso. Nuestro cuerpo cambia, y sus necesidades también.

A veces lo que se necesita es una sesión intensa, que vaya al hueso, que libere puntos duros y rompa con ese estado de contractura que ya se volvió crónico. Otras veces, lo mejor es un masaje suave, largo, que permita desconectar la mente y entrar en un estado profundo de descanso.

No hay un “tipo ideal” de masaje para todos. Lo que hay son momentos distintos, energías distintas, y objetivos distintos.

Cuatro grandes intenciones detrás de un masaje

Podríamos decir que, más allá de las técnicas, existen al menos cuatro motivos principales por los que una persona busca un masaje:

  1. Aliviar una molestia específica.
    Dolores musculares, tensiones en la espalda, cuello duro. En estos casos, se suele trabajar con técnicas descontracturantes o terapéuticas, más profundas, buscando liberar zonas puntuales. No es una sesión para “relajarse”, sino para liberar tensión y devolver movilidad.

  2. Recuperar energía física.
    Personas activas, deportistas, o quienes sienten fatiga muscular pueden beneficiarse de masajes con movimientos más activos, circulatorios o tonificantes. El objetivo no es dormir, sino volver a sentir vitalidad en el cuerpo.

  3. Relajar la mente y calmar el sistema nervioso.
    Cuando lo que se busca es bajar el estrés, dormir mejor o reconectar con el cuerpo desde un lugar más suave, se eligen masajes más envolventes, con ritmo lento y técnicas como el masaje californiano o relajante profundo. Lo importante acá no es el músculo, sino la sensación de amparo.

  4. Reconectar con el cuerpo y el placer.
    A veces, lo que hace falta es simplemente volver a habitar el cuerpo. Sentir la piel, el contacto, el calor humano. Masajes orientados a la conciencia corporal, al disfrute, al momento presente. No se trata de “curar” algo, sino de recordar que el cuerpo es también un lugar para el goce.

Entonces… ¿cómo elijo?

La mejor forma de elegir no es googleando “el mejor tipo de masaje”. Es preguntándote con honestidad cómo llegás al masaje. ¿Qué estás buscando realmente? ¿Qué parte de tu cuerpo te está pidiendo atención? ¿Querés salir renovado o querés quedarte dormido en la camilla?

Como terapeuta, suelo adaptar la técnica a la persona, no al revés. Porque muchas veces la solución no está en un “masaje específico”, sino en crear el tipo de sesión que tu cuerpo necesita en ese momento, aunque eso no tenga un nombre preciso.

Conclusión personal

Con el tiempo aprendí que el mejor masaje no es el que sigue una técnica al pie de la letra, sino el que responde a una necesidad real. El cuerpo habla todo el tiempo: a veces con dolor, a veces con cansancio, a veces con ansiedad. La tarea del masaje es escuchar eso con las manos. Si aprendemos a sintonizar con lo que sentimos, vamos a saber también qué tipo de masaje buscar. Y ahí es donde empieza la verdadera terapia.

Fuentes :