Jet lag y contracturas: por qué el masaje puede ser tu mejor aliado cuando viajás

Llegar a una nueva ciudad puede ser emocionante, pero el cuerpo no siempre lo vive igual. Horas sentado en el avión, cambios de horario, posiciones incómodas y estrés del viaje pueden dejar huellas físicas y mentales: pesadez, contracturas, fatiga, desorientación. En ese contexto, el masaje no es un lujo: es una herramienta concreta para reacomodar el cuerpo y ayudarlo a aterrizar.

Cómo afecta realmente el jet lag al cuerpo
El jet lag no es solo una molestia para dormir: altera todo el sistema interno. Cuando cambiamos de huso horario, nuestro reloj biológico queda desfasado, lo que puede afectar el sueño, el estado de ánimo, el metabolismo e incluso la digestión.

Sumale a eso las horas de inmovilidad, el aire seco del avión, la tensión al cargar equipaje o dormir mal en asientos estrechos, y tenemos el combo perfecto para sentirnos como si el cuerpo “no llegara con nosotros” al destino.

Qué puede hacer el masaje en este escenario
El masaje ayuda en varios niveles al cuerpo viajero:

• Reactiva la circulación: clave después de muchas horas sentado, para evitar hinchazón en piernas o pies.

• Afloja tensiones musculares: sobre todo en cuello, espalda baja y piernas, zonas muy exigidas en viajes largos.

• Regula el sistema nervioso: el ritmo del masaje ayuda a inducir un estado de relajación que favorece el descanso, incluso si el reloj interno está confundido.

• Facilita la transición: muchos viajeros sienten que “recién llegan” después de una buena sesión. El cuerpo necesita integrar el cambio.

Cuándo conviene recibir un masaje al viajar
Si llegás muy agotado, un masaje suave, relajante, en las primeras 24-48 horas, puede ser ideal para reequilibrar el cuerpo. Si viajás por trabajo y tenés poco tiempo, incluso una sesión corta y localizada puede marcar la diferencia. Y si estás muchos días en movimiento, reservar un momento para una sesión más profunda puede ayudarte a evitar que las molestias se acumulen.

Conclusión personal
He atendido a muchas personas recién llegadas del aeropuerto: cuerpos duros, pies hinchados, mente acelerada. Es increíble lo que puede cambiar en solo una hora de contacto humano, respiración guiada y descanso real. Viajar es hermoso, pero también exige. Y muchas veces el masaje es la manera más efectiva de reconectar con uno mismo en medio del cambio.