Masaje y neuroplasticidad: cómo el tacto puede reprogramar la respuesta del dolor

El dolor crónico no siempre se debe a una lesión física, sino a cambios en la forma en que el cerebro procesa las señales. El masaje puede ser una herramienta poderosa para modular la neuroplasticidad y ayudar al sistema nervioso a “reaprender” respuestas más saludables.

CIENCIA Y TÉCNICAS DE MASAJE

9/4/20252 min leer

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El cerebro y la memoria del dolor

En casos de dolor crónico, el cerebro puede quedar “atrapado” en un circuito de alerta constante, incluso cuando la lesión inicial ya se ha resuelto. Este fenómeno, conocido como sensibilización central, hace que estímulos normales se perciban como dolorosos.

Aquí entra en juego la neuroplasticidad: la capacidad del sistema nervioso de reorganizarse y crear nuevas conexiones.

Cómo el masaje influye en la neuroplasticidad

El masaje activa vías sensoriales no dolorosas que compiten con las señales de dolor en la médula espinal, un mecanismo conocido como teoría del control de compuerta. Al repetir esta estimulación en un entorno seguro y relajante, el cerebro comienza a reinterpretar las señales, reduciendo la percepción de dolor.

Además, la liberación de neurotransmisores como serotonina y dopamina durante el masaje favorece un entorno neuroquímico que facilita la formación de nuevas conexiones neuronales asociadas al bienestar.

Más allá del alivio inmediato

Los beneficios del masaje no se limitan al momento de la sesión. Estudios han mostrado que, con el tiempo, puede reducir la hiperactividad en áreas cerebrales relacionadas con el dolor y mejorar la regulación emocional, dos factores clave en la recuperación de pacientes con dolor persistente.

Esto convierte al masaje en una herramienta terapéutica que no solo relaja músculos, sino que contribuye a la reeducación del sistema nervioso.

Aplicaciones clínicas

El masaje con enfoque en la neuroplasticidad es útil en fibromialgia, dolor lumbar crónico, síndrome de dolor miofascial y en procesos de rehabilitación tras lesiones. Complementa otros enfoques como la fisioterapia y la terapia cognitivo-conductual, aportando un abordaje integral al manejo del dolor.

Fuentes

  • Louw, A., Puentedura, E. J., & Zimney, K. (2016). The clinical application of pain neuroscience. Physiotherapy Theory and Practice, 32(5), 385–395.

  • Bialosky, J. E., et al. (2009). Spinal manipulative therapy-specific changes in pain sensitivity in individuals with low back pain. The Journal of Pain, 10(9), 886–897.

  • Kregel, J., et al. (2015). Structural and functional brain abnormalities in chronic low back pain: A systematic review. Seminars in Arthritis and Rheumatism, 45(2), 229–237.